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El pasado 29 de junio nos visitaba un ponente de lujo, Luis Martín Cabiedes, socio fundador de Cabiedes & Parners SCR y problablemente uno de los inversores más respetados y carismáticos del panorama nacional. Era la primera vez que no saltábamos el protocolo para invitar a un no CEO pero valió la pena. Cabiedes nos deleitó durante algo más de hora y media con ironía, anécdotas y, sobre todo, experiencia. Batimos récord de público con cerca de 100 asistentes y nos despedimos de las ceotalks hasta el próximo septiembre.
Cabiedes nos empezó explicando su juventud, cómo después de estudiar filosofía decidió hacer algo para ganar dinero, cómo se vinculó a la empresa que dirigía su padre, la agencia EFE, y de la noche a la mañana se convertía en directivo. Las primeras operaciones como inversor vinieron a través de los contenidos en internet, una industria por aquel entonces incipiente. «Con la plataforma Olé y el éxito, dedicimos dedicarnos a proyectos por internet».
Según Cabiedes, uno de los principales errores de los emprendedores es pensar «que todos los inversores son iguales, y no es así, igual que hay emprendedores diferentes hay inversores diferentes». Cabiedes explicó sus máximas a la hora de invertir, «en España (Madrid, Barcelona), en fase inicial y sólo B2C». Cabiedes, que se arrancó con la pizzarra para ilustrar sus números, explicó que la rentabilidad en su caso siempre es la misma, dos inversiones buenas cubren ocho que no han ido tan bien».
Sobre el ecosistema emprendedor español se mostró más bien pesimista. «Yo soy negativo con el ecosistema startup español, hay algo de burbuja», sentenció. También se refirió a la falta de experiencia de algunos inversores: «se enamoran del emprendedor y acaban teniendo una relación bipolar con él, se enamoran de él y es un error». También quiso dejar claro quién manda en la empresa: «el emprendedor gobierna la compañía, no el inversor».
Para despedirse, subrayó que emprender es muy difícil y también difícil detectar si va a triunfar o no. «Yo he visto los mismos ojos en emprendedores a los que les ha ido muy bien o otros a los que no tan bien, todos tenían la hambre en los ojos».